¡Arriésguese!
¿y si me va mal? ¿y si pierdo todo lo que tengo? ¿y si luego me arrepiento? ¿y si fracaso?…
Muchas preguntas pueden venir a su mente, sin embargo no importa lo que ocurra, el fracaso siempre será un asunto de perspectiva interna. Fracasar o no, dependerá de como lo asumamos y lo enfrentamos, aprendiendo a identificar todos los beneficios positivos y transformando la adversidad en ventaja. Al final de cuentas el fracaso es inevitable en el camino hacia el éxito; entonces, si no hay logros sin fracasos, lo que tenemos que hacer es aprender a ver los fracasos como pasos hacia nuestras victorias.
Lo invito a recordar en una reciente dificultad que haya tenido en su negocio o emprendimiento, ¿cómo reaccionó?, ¿se dejó derrotar? ¿culpó a los demás o asumió su parte de responsabilidad? ¿se encuentra repitiendo los mismos errores del pasado o esta aprendiendo de cada error? ¿tiene la esperanza de que nunca más va a volver a fracasar o tiene la confianza de que la próxima vez sabrá afrontarlo con mayor propiedad? la verdad, no se trata de cambiar las circunstancias, sino en cambiar nosotros mismos.
En el clásico libro de John Maxwell, “El lado positivo del fracaso”, se nos recomienda algunos pasos como: eliminar el “yo” de los fracasos, entrar en acción y reducir el miedo, cambiar la reacción ante el fracaso aceptando su responsabilidad y decirle adiós al ayer; debemos decirle adiós a la culpa y continuar avanzando; por supuesto es importante sacar conclusiones de cada experiencia, ya que sinceramente, NO es cierto el viejo dicho de que “un paso para atrás no se da ni para agarrar aviada”, porque efectivamente muchas veces en la vida emprendedora se deberán hacer pausas o reconsideraciones antes de continuar avanzando. El autor Henry Cloud, en su libro “Cambios Necesarios”,
indica que muchas veces estamos influenciados con “una versión tóxica de no rendirnos” y esto nos impide hacer cambios necesarios: como cerrar un local, contratar otros vendedores, redistribuir la cartera de clientes, hacer una nueva estructura organizacional, decidir dejar de vender o fabricar cierto producto, etc.
Regularmente un fracaso o intento no exitoso (como a mi me gusta llamarle), debe ser una oportunidad para evaluar estrategia, para definir como podemos hacerlo mejor, establecer que fue lo que falló y que fue lo que hicimos bien.
Me gusta mucho la ilustración de Andy Stanley en su libro “La mejor de las preguntas”, que nos invita a imaginarnos aquella oportunidad en que nos perdimos buscando una dirección conduciendo nuestro vehículo: ¿se recuerda usted en que momento se dio cuenta que realmente se encontraba perdido?, regularmente no nos sentimos perdidos ser en el primer instante luego de que no encontramos una dirección, usualmente damos varias vueltas en los alrededores, perdemos nuestro tiempo, haremos algunas llamadas, apagaremos la radio, puede ser incluso que continuemos manejando por un buen tiempo…. y luego llegaremos a la conclusión de que estamos bastante perdidos. Esta ilustración nos indica lo persistente que podemos ser, aun cuando estemos equivocados.
Que los intentos fallidos, sean provechosos para continuar avanzando, no desmotivadores que nos hagan pensar que nosotros no somos diseñados para el éxito.
La escritura dice en Salmos 139:14 “te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien”.
Recuerde que los intentos no exitosos son inevitables en el camino para alcanzar nuestros objetivos en la vida. El fracaso es un asunto de perspectiva interna y dependerá de como lo asumamos, al final la persona que nunca comete errores es porque realmente nunca ha intentado nada.
Lo invito a continuar nuestro proceso de aprendizaje en los negocios sintonizando Ilumina
98.1 FM, todos los lunes a las 5.30 PM en el programa Tendencias.