El hombre más rico de Babilonia, es un libro clásico del manejo de finanzas personales. Fue publicado en el año 1926, por George S. Clason. Al momento de escribir esta reseña lleva 52 ediciones impresas. Muy fácil de leer por sus 144 páginas, describe las claves para adquirir, mantener y reproducir el dinero. El autor emplea parábolas e historias babilónicas en un camino hacia la prosperidad y la felicidad, ofreciendo análisis y soluciones prácticas para los problemas financieros personales que todos enfrentamos a diario.
Lo recomiendo muchísimo. A continuación un breve extracto de algunas porciones del libro, las cuales considero recomendaciones muy valiosas:
- La riqueza es un poder, la riqueza hace posible muchas cosas.
- Permite amueblar una casa con los más bellos muebles.
- Permite navegar por mares lejanos.
- Permite degustar finos manjares de lejanos países.
- Permite comprar los adornos del orfebre y del joyero.
- Permite todas esas cosas y aún muchas otras que producen placer a todos los sentidos y satisfacción al alma.
- Cuando comprendí todo eso, me prometí que yo tendría mi parte de las cosas buenas de la vida. Que no sería uno de esos que se mantienen al margen, mirando con envidia cómo los otros gozan de su fortuna.
- Así que decidí que si quería obtener lo que deseaba necesitaría dedicar tiempo y estudio.
“Te diré lo que deseas saber porque me vuelvo viejo y a las lenguas viejas les gusta hablar, y cuando un joven se dirige a un viejo para recibir un consejo, bebe de la fuente de la sabiduría de los tiempos pasados y de ese modo saca provecho de ella. Pero recuerda esto: el sol que brilla ahora es el mismo que brillaba cuando nació tu padre y el mismo que brillará cuando muera el último de tus nietos.”
“Una parte de lo que tú ganas es tuyo y lo puedes conservar. No debe ser menos de una décima parte, sea cual sea la cantidad que tú ganes. Puede ser mucho más cuando te lo puedes permitir. Primero págate a ti. No compres al zapatero o al sastre más de lo que puedas pagar con lo que te quede, de modo que tengas suficiente para la alimentación la caridad y la devoción a Dios.
Acerca de los consejos. ¿Irás a ver al panadero por un asunto de las estrellas? Seguro que no, si pensaras un poco irías a ver a un astrónomo. Has perdido tus ahorros, mi joven amigo; has cortado tu árbol de la riqueza de raíz. Pero planta otro. Y la próxima vez si quieres un consejo sobre joyas, ve a ver a un joyero. Si quieres saber la verdad sobre los corderos, ve a ver al pastor. Los consejos son una cosa que se da gratuitamente, pero toma tan solo los buenos. Quien pide consejo sobre sus ahorros a alguien que no es entendido en la materia habrá que pagar sus economías el precio de falsedad de los consejos”.
Te comes los beneficios de tus ahorros. Así, ¿cómo quieres que trabajen para ti? ¿Cómo pueden producir a su vez más beneficios que trabajen para ti? Procúrate primero un ejército de esclavos de oro, y después podrás gozar de los banquetes sin preocuparte.
¿Dirás que tiene suerte el pescador que pasa largos años estudiando el comportamiento de los peces y consigue atraparlos gracias a un cambio de viento, tirando sus redes justo en el momento preciso? La oportunidad es una cosa arrogante que no pierde tiempo con los que no están preparados.
Os explicaré, a vosotros que os habéis reunido ante mí, estas siete maneras que recomiendo a todos los hombres que quieran conseguir dinero en sus puertas.
Escuchad atentamente la ciencia que os voy a comunicar; debatid las cuestiones conmigo, discutidlas entre vosotros. Aprended estas lecciones a fondo para que sean la semilla de una riqueza que hará florecer vuestra fortuna. Cada uno debe comenzar a construir sabiamente su fortuna; cuando ya seáis competentes, y sólo entonces, enseñaréis estas verdades a otros.
Este es, queridos estudiantes, el primer medio que he descubierto para llenar una bolsa vacía: de cada diez monedas que ganéis, gastad solo nueve.
No confundáis vuestros gastos obligatorios con vuestros deseos. Todos vosotros y vuestras familias tenéis más deseos de lo que podéis satisfacer. Usáis vuestro dinero para satisfacer, dentro de unos límites, estos deseos, pero todavía os quedan muchos sin cumplir.
Todos los hombres se debaten contra más deseos de los que puede realizar. ¿Acaso créeis que, gracias a mi riqueza, yo los puede satisfacer todos? Es una idea falsa. Mi tiempo es limitado, mis fuerzas son limitadas, las distancias que puedo recorrer son limitadas, lo que puede comer, los placeres que puedo sentir son limitados.
Esta es la segunda manera de conseguir dinero. Presupuestad los gastos de modo que siempre tengáis dinero para pagar los que son inevitables, vuestras distracciones y para satisfacer los deseos aceptables sin gastar más de nueve décimos de vuestros ingresos.
Queridos estudiantes, os digo que la riqueza de un hombre no está en la moneda que transporta en la bolsa sino en la fortuna que amasa, el arroyo que fluye continuamente de su fortuna y la va alimentando. Es lo que todo hombre desea. Lo que culaquiera de vosotros desea; una fuente de ingresos que siga produciendo, estéis trabajando o de viaje.
Esta es la tercera manera de llenar la bolsa: hacer producir cada moneda para que se parezca a la imagen de los rebaños en el campo y para que ayude a hacer de vuestros ingresos el manantial de la riqueza que alimentará constantemente vuestra fortuna.
Estudiad minuciosamente la situación antes de separaros de vuestro tesoro; cercioraos de que podréis reclamarlo con toda seguridad. No os dejéis arrastrar por los deseos románticos de hacer fortuna rápidamente. Antes de prestar vuestro oro a cualquiera, aseguraos de que el deudor os podrá devolver el dinero y de que goza de buena reputación. No le hagáis, sin saberlo, un regalo: el tesoro que tantos os ha costado reunir.
Antes de invertir vuestro dinero en cualquier terreno sed conscientes de los peligros que pueden presentarse.
Esta es la cuarta manera de incrementar vuestra bolsa y es de gran importancia si así evita que se vacíe una vez llena. Proteged vuestro tesoro contra las pérdidas e invertid solamente donde vuestro capital esté seguro o donde podáis reclamarlo cuando así lo deséis y nunca dejaréis de recibir el interés que os conviene. Consultad a los hombres sabios. Pedid consejo a aquellos que tienen experiencia en la gestión rentable del oro. Dejad que su sabiduría proteja vuestro tesoro de inversiones dudosas.
Podéis pedir dinero prestado sin dilación si es con el fin loable de pagar al fabricante de ladrillos o al carpintero, en la medida en que dispongáis de buena parte de la cantidad necesaria.
Y el hombre que posea casa propia será bendecido. El coste de su vida se reduce mucho y podrá destinar gran parte de sus ganancias a los placeres y a satisfacer sus deseos.
Está es la quinta manera de llenarse la bolsa: poseer una casa propia.
El hombre es quien debe prever unos ingresos adecuados para su vejez y quien debe preparar a su familia para el tiempo en que ya no esté con ellos para reconfortarlos y satisfacer sus necesidades.
El hombre que comprende las leyes de la riqueza y de este modo obtiene un excedente cada vez mayor, debería pensar en su futuro próximo. Debería planificar algunos ingresos a ahorrar un dinero que le dure muchos años y del que pueda disponer cuando sea el momento.
Esta es la sexta manera de llenarse la bolsa: preved los ingresos para los días venideros y asegurad así la protección de vuestra familia.
Los negocios de un hombre cambian y prosperan porque los hombres perspicaces intentan mejorar para ser más útiles a sus superiores. Así que insisto a todos los hombres a que progresen y no se queden sin hacer nada, a menos de que quieran ser dejados de lado.
Hay muchas obligaciones que llenan la vida de un hombre de experiencias gratificantes. El hombre que se respeta a sí mismo debe realizar estas cosas y las siguientes:
- Debe pagar sus deudas lo más rápidamente posible y no debe comprar cosas que no pueda pagar.
- Debe cubrir las necesidades de su familia para que los suyos lo aprecien.
- Debe hacer un testamento para que, si Dios lo llama, sus bienes sean repartidos justa y equitativamente.
- Debe ser compasivo con los enfermos o los desafortunados y debe ayudarlos. Debe ser previsor y caritativo con los que quiere.
Así que la séptima y última manera de hacer fortuna consiste en cultivar las facultades intelectuales, estudiar e instruirse, actuar respetándose a si mismo. De este modo adquiriréis suficiente confianza en vosotros mismos para realizar los deseos en que habéis pensado y que habéis escogido.
Te aconsejo lo siguiente: haz lo que hubiera tenido que hacer a tu edad. Guarda la décima parte de tus beneficios y lo que te proporcionarán, podrás antes de tener mi edad, acumular una gran suma.
La ocasión no espera a la gente tan lenta, ya que piensa que si un hombre desea tener suerte, reaccionará con celeridad cuando se presenta la ocasión son grandes contemporizadores, como nuestro amigo comerciante.
La suerte toma a menudo la forma de una oportunidad, pero pocas veces no viene de otro modo. Nuestro amigo la suerte puede sonreírnos si aprovecháis las ocasiones que se presentan.
Los que están impacientes para aprovechar las ocasiones que se le presentan para sacarles el máximo provecho posible atraen la atención de la buena diosa. Siempre se apresura en ayudar a los que son de su agrado. Le gustan sobre todo los hombres de acción.
La acción te conducirá hacia el éxito que deseas.
¿Quién puede medir en sacos de oro el valor de la sabiduría? Sin sabiduría, aquellos que poseen oro lo pierden rápidamente, pero gracias a la sabiduría, aquellos que no tienen oro pueden conseguirlo.
Aqui te dejo las 5 leyes del oro, para incrementar tu riqueza.
La primera Ley de Oro:
El oro acude fácilmente en cantidades siempre más importantes, al hombre que reserva no menos de una décima parte de sus ganancias para crear un bien en previsión de su futuro y del de su familia.
El hombre que reserva la décima parte de sus ganancias de forma regular y la invierte con sabiduría seguramente creará una inversión valiosa que le procurará unos ingresos para el futuro y una mayor seguridad para su familia. Esta ley dice que el oro siempre acude libremente a un hombre así. Yo puede confirmarlo basándome en mi propia vida. Cuanto puedo confirmarlo basándome en mi propia vida. Cuanto más oro acumulo, más oro acude a mi rápidamente y en cantidades recientes. El oro que ahorro proporciona más, igual que lo hará el vuestro, y estas ganancias proporcionan otras ganancias; asi funciona la primera ley.
La segunda ley del oro:
El oro trabaja con diligencia y de forma rentable para el poseedor sabio que le encuentra un uso provechoso, multiplicándose incluso como los rebaños en los campos.
Verdaderamente, el oro es un trabajador voluntarioso. Siempre está impaciente por multiplicarse cuando se presenta la oportunidad. A todos los hombres que tiene un tesoro de oro reservado, se le presenta una oportunidad, permitiéndoles aprovecharla. Con los años, el oro se multiplica de manera sorprendente.
La tercera ley del oro:
El oro permanece bajo la protección del poseedor prudente que lo invierte según los consejos de hombres sabios.
El hombre que busca la opinión de hombres sabios en la forma de negociar con otro aprende rápidamente a no arriesgar su tesoro y a preservarlo y verlo aumentar con satisfacción.
La cuarta ley del oro:
El oro escapa al hombre que invierte sin fin alguno en empresas que no le son familiares o que no son aprobadas por aquellos que conocen la forma de utilizar el otro.
Para el hombre que tiene oro pero que no tiene experiencia en los negocios, muchas inversiones parecen provechosas. A menudo, estas inversiones comportan un riesgo, y los hombres sabios que las estudian demuestran rápidamente que son muy poco rentables. Así pues, el poseedor de oro inexperto que se fía de su propio juicio y que invierte en una empresa con la que no está familizarido descubre a menudo que su juicio es incorrecto y paga su inexperiencia con parte de su tesoro. Sabio es aquel que invierte sus tesoros según los consejos de hombres expertos en el arte de administrar el oro.
La quinta ley del oro.
El oro huye del hombre que lo fuerza en ganancias imposibles, que sigue el seductor consejo de defraudadores y estafadores o que se fía de su propia inexperiencia y de sus románticas intenciones de inversión.
Si quieres ayudar a un amigo, hazlo de forma que luego no recaigan sobre ti sus responsabilidades.
Los que piden dinero prestado y son muy apasionados, constituyen un gran riesgo para el prestamista de oro.
El alma de un hombre libre mira la vida como una serie de problemas que resolver, y los resuelve, mientras que el alma de un esclavo gimotea: ¿Qué puedo hacer yo, que solo soy un esclavo?
Cuando se está determinado, se encuentran los medios.
El hombre que guarda en su bolsa el oro que no necesita gastar, es bueno para con su familia y leal a su rey.
El hombre que sólo tiene unas cuantas monedas de cobre en su bolsa, es insensible respecto a su familia y a su rey.
Pero el hombre que no tiene nada en sus bolsas es cruel con su familia y desleal a su rey, pues su corazón es amargo.
El hombre que desea triunfar debe tener en su bolsa dinero para poderlo hacer tintinear; y en su corazón amor para su familia y lealtad para con su rey.
Quien cuida de fiel esposa tiene el corazón lleno de respeto a sí mismo y gana fuerza y determinación para sus proyectos.