Migrante de Marcos Antil
Un libro de 302 páginas muy bien escrito. Relata la autobiografía de Marcos Andrés Antil; su infancia en Santa Eulalia, Huehuetenango; el conflicto armado en el altiplano; su viaje de migrante ilegal (mojado) a Los Angeles, Estados Unidos; sus estudios en la secundaria Berendo Middle School y en Belmont High School; la discriminación de la que fue víctima y las muchas limitaciones en su juventud; su encuentro con mentores y lideres extraordinarios; su esfuerzo en la universidad de Bakerfield; su primer empleo y el inicio de su empresa.
Sin duda es un libro extraordinario que vale la pena leer. Puede llegar a imaginar lo bello de la naturaleza en el interior del país; conocer del testimonio de diligencia, enfoque y esfuerzo; acerca de la honra a los padres; del valor de la familia, aprender a aprovechar las oportunidades, trabajar con diligencia en una empresa; emprender; sentirse orgulloso de sus propias raíces y luchar siempre por sus sueños. Lo recomiendo ampliamente.
A continuacion algunos fragmentos copiados textualmente del libro:
Yo soy Marcos Andrés Antil, empresario de mercadeo digital, fundador de la compañía XumaK en Estados Unidos que ha tenido oficinas en los Angeles, Miami, Colombia y también en Guatemala, con clientes en más de 26 países, entre los cuales se encuentran empresas del Fortune 500.
Soy hijo de Marcos Andrés, nieto de Marcos Andrés y bisnieto de Marcos Andrés, el cuarto de nueve hermanos, nacido en una familia de la etnia maya q’anjob’al. A los 5 años me salvé de morir a la mitad de la niebla gracias que mi mamá, Lucín Cuxin, en una situación de extrema carencia, no dudó en vender su ropa para poder pagarle a la curandera que me salvó la vida.
Soy el que a los 14 años, cruzó indocumentado la frontera sin la compañía de un familiar, como tantos miles de menores lo hicieron en aquel entonces por la guerra y hoy lo siguen intentando por huir de la pobreza, el hambre y la violencia criminal. Soy el que al estudiar en la High School de Los Angeles California deseaba llegar a ser abogado o médico y a quien le apasionaba estudiar las ciencias políticas, pero por no tener entonces recursos económicos ni un estatus migratorio formal, prácticamente se le vedó el acceso a la mayoría de universidades; soy el que, al laborar como simple ayudante de jardinero en los fines de semana encontró un inesperado link hacia la industria tecnológica.
A los pocos días de haber nacido, se me cayó el cordón umbilical y rápidamente cumplieron con otra antigua tradición: lo tomaron cuidadosamente, le amarraron un cordel y con una vara lo colgaron de un árbol cercano a la casa, para que nunca olvidara el lugar de donde vine al mundo, pero también para que nunca dejara de crecer, soñar, florecer.
A continuación un breve fragmento de la historia del papá de Marcos Antil, quien se escapó a los 10 años para viajar a la capital de Guatemala y poder trabajar para ayudar a su madre, 4 años después regresa a su pueblo:
Me subí a la comioneta para Huehuetenango, ahora si pagué mi pasaje. Llevaba ropa nueva, zapatos, ya sabía leer, escribir, contar, hablar fluidamente el español además de mi q’anjob’al natural. Podía reparar radios y, sobre todo, llevaba en mi la sensación de haber logrado algo gracias a haberme atrevido a romper el miedo. Pobrecita (mi mamá), ella lloró bastante cuando me vio llegar. Por poco y se desmaya. Me abrazó, me besó la cabeza, le dio gracias a Dios mientras se reía con lágrimas. Yo también lloré, pero de pura alegría.
Sangre de Nuestra Sangre (el sueño de la mamá de Marcos Antil)
-¡Marcos, vas a llegar muy alto y muy lejos!-, eso quiere decir ese sueño y ya lo he soñado varias veces. Tu destino es ser un guía para tus hermanos, una luz para tu pueblo, elevarte para poder ayudar, pero sin olvidar de dónde vienes y sin perder tu corazón de niño q’anjob’al, me explicaba.
La charla de la Sor de la escuela, en el recorrido del bus en el viaje de 7 horas para ir a conocer el mar desde Santa Eulalia Huehuetenango al puerto de San José
Ustedes pueden llegar a ser médicos, abogados, ingenieros, psicólogos, lo que quieran, para estar al servicio de su comunidad. Están por salir de sexto primaria, pero no se detengan. Sigan la secundaria. No dejen que las dificultades los venzan nos animaba Sor María Elena.
…pocos tiempo despues de graduarse de 6º primaria, tuvo que emigrar solo a Estados Unidos, donde ya había viajado su padre debido a la persecusión del conflicto armado, 1 año despues habia viajado su madre y hermanos, ahora el turno de Marcos de iniciar el viaje “mojado” a Estados Unidos.
Justamente en ese vértice donde se encuentran los deseos y las barreras está la diferencia entre triunfar o no, entre avanzar o conformarse, entre vivir por un sueño o dejarse matar las ilusiones.
Un Q’anjob’al más en Los Angeles
Uno empieza a madurar cuando uno se da cuenta que en la vida no hay marcha atrás y que se debe afrontar la adversidad con la vista puesta en un objetivo.
Así que cuando iba, algo a la fuerza, a la iglesia evangélica “Cristo Pronto Viene” a las que asistían mis padres, en la calle 115 y Bixel, siempre le pedía a Dios que nunca me dejara olvidar mi origen humilde; que ante cualquier cosa, cualquier circunstancia y adversidad siempre tenga la frente en alto, orgulloso de ser q’anjob’al, guatemalteco y latino. Te lo pido mucho Señor. Amén.
Comparo esa etapa con el transplante de un árbol joven: se le amarra del lugar donde nació y creció inicialmente, en sus raíces lleva algo del suelo originario, pero es colocado en un agujero de tierra extraña en donde tendrá que volver a crecer y adptarse a las nuevas condiciones. En ese proceso hay árboles que se secan, se mueren o se quedan raquíticos. Es un suceso traumático que viví no solo yo, sino toda la familia, toda una generación de gente, pero ello lo entendía hasta años después.
Conforme pasaron las semanas descubrí un nuevo sentido de pertenencia a la Sociedad de Jóvenes, en donde volví a valorar la bondad, las promesas y el amor de ese Ser Superior en nuestras vidas, incluso en aquellos instantes en que uno se siente solo ante la vida.
Nos inculcan el sentido de servicio, nos invitaban a descubrir nuestro valor a través de la ayuda a los demás. Nos mostraban que hacer lo correcto no siempre era fácil, pero si la única vía para ser mejor persona.
A través de sencillas pero significativas actividades, como concursos bíblicos, integrar un grupo de alabanza con mis hermanos o simplemente conversar con otras familias a la salida de los servicios, aprendí lo gratificante que era una conciencia de comunidad de personas y valores. Así logré trazar claramente la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Eso, más la práctica constante del deporte, me fueron espantando los fantasmas pandilleros de la cabeza.
Me centré en estudiar y aprender, ya no como una obligación sino como una convicción; aprendí a enfrentar los desafíos en lugar de querer huir de ellos. Prueba de ello fue que llegué a formar parte del equipo de Decatlón Académico. Conforme crecí, aprendí a inspirarme a diario al ver a mi papá y hermanos mayores regresar de noche de las fábricas, cansados pero contentos.
En aquella multitud multinacional de jóvenes (hablando del High School), yo solo era un muchacho tímido, callado, abochornado por mi uso limitado del español y casi inexistente inglés.
Pero conforme pasaron los meses y los años, me ofrecí una y otra vez para efectuar prácticas de lectura, ofrecía conferencias voluntarias en clase sobre algún tema, no tanto para ganar notoriedad sino para practicar una vez más la pronunciación y vencer el miedo a hablar en público. Perdí el miedo a equivocarme, pues cada error me servía para corregir y mejorar.
Me integré a los clubes escolares de lectura, Matemática, ciencia y también en el activismo social llamado Movimiento Estudiantil Latino (MEL) dirigido por el própio Mr. Chávez, quien estaba convencido de que la identidad latina es un componente infaltable de la identidad estadounidense.
La conexión hacia el futuro paracería atada a las crudas limitaciones materiales, justo como les ocurría a los jóvenes de la película Dangerous Mind, en la que Michelle Pfeiffer era la maestra que se esforzaba por sacar a sus alumnos adelante, pero la circunstancias eran una ola demasiado grande como para saltar encima de ella.
En la cosmovisión maya existe el concepto del tiempo circular que contrasta con la linealidad occidental. Estos círculos con ciclos finales que son nuevos comienzos, episodios que parecen repetirse, pero en realidad se renuevan dentro de ciertos períodos y abren nuevas oportunidades que antes no se veían.
Desperdiciar el tiempo es un pecado y cada día es un regalo que hay que aprovechar al máximo. Esta era una ensañanza que teníamos en la sociedad de jóvenes de la congregación cristiana. Nos inculcaban la constancia como condición para recibir las promesas del trabajo honrado, y que no nos olvidemos de agradecer a Dios y ayudar a los demás. Nunca había que perder la esperanza y nunca se debía depender de la “suerte”.
Mr. Miller y beca en Babkersfield
¡Ustedes van a ir a la universidad! Nos repetía (el profesor Miller). Su tenacidad fue tal que un buen día nos dijo que por fin había oportunidad de que nos examinaran en la Universidad Estatal de Bakerfield, a 200 kilómetros al norte de Los Angeles.
Fueron varias las citas que tuvimos que asistir. Cuando nos programaban entrevistas o exámenes, Mr. Miller rentó una minivan y nos llevó a cinco compañeros centroamericanos hasta esa ciudad, que se encontraba prácticamente a medio desierto. No tenía obligación alguna de hacerlo. Era un gesto de nobleza y generosidad…. Fueron aceptados en la universidad con una beca que no incluía gastos de hospedaje y alimentación, por lo cual tuvieron que trabajar.
Siete segundos, el relato de una decisión de quitarse la vida manejando en su camino de regreso de ver a sus papás a la Universidad. Marcos estaba muy triste por haber perdido dos veces la clase de Matemática y no encontraba el valor para compartirlo a su familia.
No sé cuánto tiempo lloré frente a las mudas montañas pobladas de espinos, que me parecieron hermosos, frescos, nuevos confidentes silenciosos. El cielo del atarder me llevó a través del tiempo y me dejó muy claras varias ideas: A los 5 años casi muero en un camino a la mitad de la neblina de montañas, pero sobreviví. ¿Caminó en vano mi madre tantas horas agónicas por aquellas montañas para salvarme? Aquel cuarto grado de primaria que perdí, logré ganarlo y pasé a quinto, sobreponiéndome a cualquier vegüenza. ¿Fue en vano? Después, me tocó cruzar indocumentado la frontera desértica de México y de Estados Unidos, algo que mucha gente intenta, pero no todos consiguen. Pero lo hice. ¿No sirvió de nada? Conseguí incorporarme a la secundaria después de una brutal quemadura, organicé como líder estudiantil de secundaria la protesta contra la ley antimigrante, perseveré para poder conseguir una beca prácticamente imposible ¿para ahora venir a decir que no puedo? ¿He recorrido todo este viaje de fatigas, riesgos y madrugadas cansadas para rendirme aquí?
Reordené ideas y prioridades. No podía cambiar mi forma de vivir si no cambiaba mi forma de pensar. Reconocí que necesitaba “aprender a aprender”. Me había enfocado en intentar ganar los exámenes por medio de memorizar mucho y con ello resté importancia a los ejercicios de clase o a las tareas que sumaban “solo” uno o dos puntos, pero puntos al fin.
En todo aquel proceso de reinvención personal, me cayó en las manos una investigación japonesa según el cual el cuerpo humano solo necesita 2 horas y 45 minutos de sueño para poder seguir trabajando con eficiencia y ser una especie de “zombi productivo”. Hice la prueba y me funcionó: Aprender en las clases, aprender en las lecturas, aprender en los ejercicios y sobre todo aprender de los errores.
Tésis: Guatemala incluyendo Nancultac
Llego la etapa de la tesis. Mi proyecto fue desarrollar un sitio informativo sobre Guatemala, mediante una plataforma del sistema de datos de Oracle. Incluí todos los lugares y regiones del país. La recopilación de datos fue difícil. Contacté a instituciones de gobierno y varias me respondieron e incluso me enviaron documentos e informes. Busqué entre esos datos a Nancultac, mi aldea natal y la incluí, al igual que Cocolá Grande.
Con esto me di cuenta de que la mentalidad enfocada en aprender y no concentrada en puntos o memorización, alimenta la creatividad y eventualmente la innovación que los siguienes años serían fundamentales para mi desarrollo profesional en un mundo competitivo.
Aprender de Marketing
Me percaté de la vital importancia que tiene saber escuchar con atención a los clientes, enfocarse en sus necesidades y expectativas, desarrollar propuestas concretas para corresponder a las realidades de su empresa, pero sin perder de vista sus percepciones y opiniones. Elaboré folletos, afiches, anuncios y otros materiales publicitarios, lo cual me obligó a leer mucho sobre mercadotecnia, servicio al detalle, técnicas de venta, liderarzgo, desarrollo de proyectos, puesto que yo no era el único que ofrecía tales trabajos: había mucha competencia de gente muy creativa y yo tenía que ofrecer un buen producto, a tiempo y con buena actitud.
En un ejercicio de sentido común llegué a una conclusión estratégica, si en este momento, aún sin tener un título de egresado, ya me ofrecen un buen salario, estoy seguro de que, al terminar de estudiar, en unos cuantos meses, encontraré mejores oportunidades.
Lo que más sorprendia a mi papá era que los empleos llegaban hasta mi computadora. No había que salir a la calle para preguntar en la fábrica si había plazas vacantes, como tantas veces le tocó a él. Dentro de muy poco ya no tendrá necesidad de trabajar. Ni el, ni mi mamá.
Ambos se habían convencido de que la educación siempre amplía horizontes y abre puertas. Requiere sacrificio, demanda de tiempo y esfuerzo sostenido, sí; pero aunque tarda el árbol en crecer, llega el tiempo en que florece y da frutos.
Un quetzal volando sobre las montañas
Cuando de niño en Santa Eulalia soñaba con que era un quetzal que volaba alto sobre las montañas, sobre las nubes, sobre las aldeas, cruzaba el mar y conocía ciudades lejanas.
Decisión de trabajo: ¿Sueldo o futuro?
Lanzarse a volar (luego de haber trabajado en la compañía… por años)
Afortunadamente, mi padre y mis hermanos siempre me enseñaron, con sus palabras y ejemplos que uno nunca debe irse peleando de un empleo, porque la vida da muchas vueltas. Tarde o tempano vuelves a encontrarte con las mismas personas. Si te peleaste o, peor aún, si ofendiste con alguna palabra, se pueden convertir en barreras. Me armé de paciencia tracé un plan de salida y lo lleve a cabo.
Me puse a leer libros de administración y emprendimiento. Todos coincidían en que al crear tu propia compañía debía disponer de fondos suficientes para sobrevivir al menos seis meses sin ingresos. Incrementé mis ahorros para cubrir esos seis meses que sugerían aquellas lecturas.
Mi Bella Guatemala: 13 años después de haber salir de mojado a las 14
Mi situación migratoria se había regularizado como residente y tenía oportunidad de poder salir de Estados Unidos y volver sin ningún problema.
Tenía la posibilidad de viajar al Caribe o quizá ir a Europa, pero donde realmente deseaba ir era a Guatemala, mi patria. De alguna manera era como una primera vez, pues yo prácticamente sólo conocía Santa Eulalia, Huehuetenango, una playa de Escuintla y allá a lo lejos, como entre sueños, me acuerdo de que mi papá me llevó una vez al zoológico La Aurora, en la capital, cuando yo tenía 7 u 8 años.
Xumak/Florecer
En febrero de 2004 fundé XumaK, LLC. La palabra XumaK significa florecer en q’anjob’al.
XumaK abrió sus puertas en Guatemala en octubre de 2008. Siempre ha sido un motivo de satisfacción, alegría y orgullo, que tantas personas de grandes compañías terminen diciendo lo genial, lo capaz y lo trabajadora que es la gente de mi país. Personalmente me he sentido satisfecho de brindar oportunidades a jóvenes ingenieros para desarrollar sus conocimientos con salarios competitivos para que puedan lograr su sueño sin salir de Guatemala.
Desde las primeras entrevistas y a lo largo de todos estos años sigo confirmando que el mayor tesoro de Guatemala es la inteligencia y el emprendimiento de sus habitantes. Al comienzo fue difícil encontrar jóvenes egresados de ingeniería en computación y sistemas, pero con el tiempo hay cada vez más estudiantes que le pierden el miedo a las ciencias y las matemáticas.
He platicado con personas mayores -muchos ya padres de familia- y me dicen que le temen a las matemáticas, la física o las ciencias en general, debido a experiencias traumáticas que tuvieron cuando eran estudiantes, pero ahora externan esa aprensión en frente de sus hijos. Debido a ello, niños y adolescentes le tienen pavor o incluso fobia a la matemática, la física o cálculo integral -sin siquiera haberlas conocido-. Asocian esas áreas con ansiedad, miedo, profesores enojones, clases difíciles y problemas imposibles de resolver, cuando, en realidad, en la comprensión de tales cálculos y operaciones está la raíz de muchas soluciones para la vida, entre ellas una bastante demandada: tener un trabajo agradable, creativo y muy bien pagado.