NUNCA COMAS SOLO.
Networking para optimizar tus relaciones personales
de Keith Ferrazzi
Libro de negocios enfocado en crear y hacer crecer las redes de relaciones interpersonales. El libro tiene 195 páginas y salió a la venta en el año 2005; fue escrito por Keith Ferrazzi con la colaboración del escritor Tahl Raz. Keith Ferrazzi de orígenes humildes, como lo relata en el libro, aprovechó todas las oportunidades que le vinieron a su mano, graduandose de la prestigiosa universidad de Yale y posteriormente de un MBA de Harvard; recién graduado se unió a la firma de consultoría Deloitte, hasta convertirse en Chief Marketing Officer. Ferrazzi, utilizó el poder de salir de una mentalidad de escasez y luego logró construir una amplia red de contactos, dominando las técnicas para la creación de redes. Ferrazzi dice que el secreto para crecer profesional y personalmente es lograr acercarse a las personas con empatía y saber optimizar tus redes de contactos. Este libro describe un concepto eficaz basado en relaciones sinceras, generosas y duraderas, donde todos tienen algo que dar y algo para recibir.A continuación algunos extractos que me gustaron:
Cuando era niño, trabajaba de caddie en el campo de golf de su pueblo. Durante esos largos ratos en los campos de golf cargando las bolsas de palos, observé como las personas que habían alcanzado altos niveles profesionales se ayudaban mutuamente. Se buscaban trabajos los unos a los otros, invertían tiempo y dinero en las ideas de cada cual y se aseguraban que sus hijos recibieran la ayuda necesaria para entrar en las mejores escuelas, para conseguir las prácticas más adecuadas y para conseguir, al final, los mejores puestos de trabajo. Comprobé con mis propios ojos que el éxito engendra éxito y que, en efecto, los ricos se enriquecen todavía más. La red de amigos y conexiones que dispone toda esa gente para la que yo hacía de caddie, era el palo más potente que esa gente llevaba en sus bolsas de golf. Entonces, comprendí que la pobreza no era simplemente la falta de recursos financieros, sino que conlleva el aislamiento del tipo de gente que podía ayudarle a triunfar económicamente. Llegué a la conclusión de que, en algunos aspectos, la vida, como el golf, es un juego, y que la gente que conoce las reglas bien, es la gente que acaba jugando mejor y triunfa. Y la regla de vida es que el individuo que conoce a la gente adecuada por las razones adecuadas y utiliza el poder de esas relaciones, puede formar parte del club, tanto si empieza haciendo de caddie como si no.
Comprender eso tuvo para mí implicaciones importantes. En la vida, para conseguir tus metas no bastan tu inteligencia o tu talento innato, ni siquiera tus orígenes y con cuánto empezaste. Por supuesto que todo eso es importante, pero de poco te sirve si no comprendes que no puedes triunfar solo. Yo tenía muchas ganas de llegar a algo y recibí una lección tan simple como profunda sobre el poder de la generosidad. Cuando ayudas a los demás, estos suelen ayudarte a ti. Los adultos suelen llamar a este principio de toda la vida, reciprocidad. El éxito en cualquier campo y sobre todo en los negocios, requiere trabajar con los demás, no contra ellos. Conectar no consiste en manejar transacciones, sino relaciones.
Estoy convencido de que la habilidad de conectar es una de las cosas más importantes que pueden aprenderse. ¿Por qué? Pues simplemente porque la gente hace negocios con gente que conoce y le cae bien. Las carreras profesionales funcionan del mismo modo en cualquier campo. Incluso nuestro sentido más amplio del bienestar y de la felicidad está determinado, en gran parte, por el apoyo, el asesoramiento y el amor que obtenemos de la comunidad que creamos.
Aprendí que el verdadero networking consiste en encontrar maneras de hacer que otros obtengan éxitos. Se trata de trabajar duro para dar más de lo que recibes. Y llegué a convencerme de que existe una larga lista de principios que hacen que esta filosofía sea posible. Si simplemente te relacionas con los demás y reconoces que nadie triunfa solo, obtendrás resultados sorprendentes muy rápido.
Si resumimos la clave del éxito en una palabra, esta sería “generosidad”. Conectar es un proceso constante de dar y recibir, pedir ayuda y ofrecerla. Al poner a otros en contacto, al ofrecer tu tiempo y tus conocimientos y compartirlos libremente, el pastel se va haciendo más grande para todos.
Las redes de contactos funcionan precisamente porque en ellas se reconoce la necesidad mutua. Hay una regla no escrita según la cual, invertir tiempo y energía en desarrollar relaciones personales con la gente adecuada genera ganancias. La mayoría de los “uno porcientos”, como llamo yo a los ultra-ricos y exitosos con los que muchos de mis seguidores quieren llegar a codearse, son “uno porcientos” porque comprenden esa dinámica, de hecho ellos mismos utilizaron el poder de su red de contactos y amigos para llegar a su actual situación. Cuantas más personas ayudes, más personas te ayudarán y más ayuda tendrás para poder ayudar a otros.
Las relaciones se solidifican con la confianza. Las instituciones se construyen sobre eso. Te ganas la confianza de los demás, no preguntando “¿Qué puede hacer la gente por ti” sino, parafraseando a Kennedy, “¿Qué puedes hacer tú por la gente?”. En otras palabras, la moneda del verdadero networking no es la avaricia, sino la generosidad. Es mejor dar antes de recibir, y no llevar la cuenta. Si te guías por la generosidad, te lloverán recompensas.
Recuerda, es más fácil avanzar en la vida cuando las personas que trabajan para ti quieren ayudarte, que cuando desean tu fracaso. Ofrece tu tiempo, tu dinero y tu experiencia a tu comunidad de amigos.
A lo largo de los años he refinado mi propio proceso en tres pasos, los cuales mencionaré a continuación. Pero la clave es tener el hábito de ponerse metas. Si lo haces, las metas entran a formar parte de tu vida. Si no, se van marchitando y acaban muriéndose. La mejor definición que he oído de una meta es: “un sueño con fecha de caducidad”.
Primer paso: Identifica tu pasión.
1. Mira dentro de ti mismo. En mi caso cuando estoy en el estado de ánimo adecuado, confecciono una lista de sueños y metas. Unos son totalmente descabellados; otros son excesivamente pragmáticos. No intento censurar o editar la naturaleza de lo que hay en la lista. Escribo todo lo que se me ocurre. Junto a esa primera lista, escribo una segunda columna con todas las cosas que me proporcionan placer y alegría: los logros, las personas y las cosas que me emocionan. Puedes encontrar las claves en tus hobbies, en lo que lees o en las películas que disfrutas. ¿Qué actividades te atraen más? ¿Con cuáles se te pasa el tiempo sin enterarte? ¿Cuándo he acabado, relaciono las dos listas, buscando intersecciones, un sentido de la dirección o un propósito. Es un ejercicio simple, pero los resultados pueden ser decisivos.
2. Mira a tu alrededor. Luego pregúntales a aquellos que mejor te conocen cuáles creen que son tus puntos fuertes y tus puntos débiles. Pregúntales qué admiran en ti y en qué aspectos creen que necesitas ayuda.
No tardarás en darte cuenta de que la información que hayas obtenido de tu propio análisis y de las opiniones ajenas te lleva a conclusiones muy precisas sobre cuál es tu vocación o qué dirección debieras tomar.
Segundo paso: Escribe tus metas.
Mi plan consta de tres partes. En la primera parte, debes desarrollar las metas que te ayudarán a cumplir tu vocación. En la segunda parte, debes conectar esas metas con las personas, los lugares y las cosas que te ayudarán a hacer el trabajo. Y por último, debes determinar la mejor manera de abordar a las personas que te ayudarán a alcanzar tus metas.
En la primera sección hago una lista de lo que me gustaría conseguir a tres años. Entonces comienzo a dividir ese espacio de tiempo, primero en incrementos de un año y luego de tres meses, para fijarme metas tanto a medio como a corto plazo que me permitan cumplir mi vocación.
Cuando escribas tu plan, utiliza los siguientes criterios:
• Tus metas deben ser concretas y detalladas. Piensa en los pasos que deberías dar para conseguir tu objetivo, en la fecha en la que quieres haberlo conseguido, y en cómo juzgarás si has alcanzado la meta o no.
• Tus metas deben ser creíbles.
• Tus metas deben suponer un reto. Ponte metas que conllevan un riesgo y cierta inseguridad. Y cuando alcanzas tu meta, ponte otra en seguida.
Tercer paso: Crea tu equipo personal de consejeros.
La gente que tiene un amplio círculo de contactos, mentores y amigos sabe que debes conectarte mucho antes de necesitar algo de alguien. No se trata de buscar otro empleo mañana, pero sí de crear constantemente el ambiente y la comunidad que quieres para ti, pase lo que pase. Crearse su propia comunidad no es una solución a corto plazo, ni una actividad para realizar sólo cuando sea necesario. La dinámica para crear una relación requiere tiempo. Sólo con tiempo se puede ganar la confianza de alguien.
Existen muchas maneras de crear el tipo de comunidad que puede ayudarte a desarrollar tu carrera.
- Puedes crear un proyecto aprobado por tu empresa que te forzará a adquirir nuevas habilidades y te hará conocer gente nueva en tu empresa.
- Puedes jugar un rol de liderazgo en las aficiones u organizaciones ajenas a tu trabajo que te interesan.
- Puedes asistir a reuniones de ex-alumnos de tu colegio y pasar tiempo con aquellas personas que están haciendo el trabajo que a ti te gustaría hacer.
- Puedes inscribirte en un curso sobre un tema relacionado con el trabajo que estás realizando o que te gustaría hacer en el futuro.
Tienes muy buenas oportunidades de desarrollar relaciones con personas que conoces, que conocen personas que tú no conoces, que a su vez conocen todavía a más personas.
No esperes a estar sin trabajo, o por tu cuenta, para empezar a conectar con los demás. Debes crear una comunidad de colegas y amigos antes de necesitarla. Cuida tu jardín. No sabes cuántos tesoros se esconden en él.
Mi papá, siendo obrero, tuvo el valor necesario para ir con su jefe a pedirle una recomendación para que yo fuera aceptado en una escuela privada con una beca. Tuvo el valor de preguntarle una vecina si me regalaba su bicicleta que estaba desechada en su patio. El día que entré a mi escuela, entré en un nuevo mundo, que me abrió horizontes nuevos, tal como mi padre había esperado. Estudié la licenciatura en la Universidad de Yale e hice un máster en Harvard. Nada de eso habría ocurrido si mi padre no hubiera considerado que era mejor preguntar que quedarse callado.
Todos fracasamos alguna vez. No se trata de elegir entre el fracaso y el éxito; sino de escoger el riesgo y aspirar a la grandeza, o no tomar ningún riesgo y asegurarnos la mediocridad.
Tu meta debe ser conectar de manera genuina con gente en la que puedes contar, pero preparate. Haz tu tarea: preparáte. Según Winston Churchill, “la preparación es, si no la clave del genio, por lo menos la clave para parecer un genio”.
Créeme, lo que más les importa a las personas es lo que ellas hacen. Si estás suficientemente informado para entrar cómodamente en su mundo y hablar con conocimiento lo apreciarán sinceramente. Para citar a William James: “El principio más arraigado en la naturaleza humana es el deseo de ser apreciado”.
Busca en internet. Visita la página de la empresa. Presentarse a una reunión sin haber googleado a la persona es inaceptable. Lee sobre el sector o el tipo de trabajo de la persona. Revisa el catálogo de productos de tu empresa. Si conoces las pasiones, las necesidades, o los intereses de una persona, puedes hacer más que conectar con ella; tendrás ocasión de desarrollar un lazo de verdad con ellos, de impresionarlos. Si ellos se dan cuenta que los investigaste, no lo niegues, se sentiran halagados.
Recuerda los nombres de las personas que conozcas, si eres organizado, disciplinado y mantienes tu rigor a la hora de buscar y anotar nombres, nadie está fuera de tu alcance. Además, cuando por fin logras conectar, no sabotees tus esfuerzos diciendo que estás bastante enfadado porque no te respondieron tan rápido como esperabas. Tampoco te excuses por insistir. Actúa como si lo hubieras pescado en la primera llamada, que sea un encuentro cómodo.
¿Cómo hacer una llamada en frío?
Cuando llamo a alguien con quien no he hablado nunca, intento hacerlo a una hora poco habitual. Una persona muy ocupada es más probable que conteste su teléfono a las ocho de la mañana o a las siete y media de la tarde. A esas horas la persona está, probablemente, menos estresada.
Yo practico cuatro reglas para hacer que la llamada sea percibida como cálida y no como una llamada en frío:
1. Menciono una persona o una institución que resulte familiar.
2. Menciono el valor de mi propuesta.
3. Acepto reuniones de ultimo momento, donde la persona lo pida, según sus propios términos.
4. Le doy llamadas de seguimiento, ofreciendole alternativas interesantes.
Aquí con más detalle:
1. Menciona una referencia. Lo primero que debes demostrar en cualquier interacción es tu credibilidad. Nadie te comprará nada si no inspiras confianza. Menciona algún amigo en común, aunque sea solamente un conocido, así te diferenciará instantáneamente de los demás individuos anónimos que andan en busca de la misma persona que tú.
2. Deja claro el valor. Obtener una referencia no es más que el principio. Eso te ayuda a meter el pie. Una vez que la persona está dispuesta a oírte durante treinta segundos, tienes que estar preparado para presentar una propuesta interesante. Tienes muy poco tiempo para convencer a que esa persona no te cuelgue el teléfono lo antes posible. Recuerda: se trata de ellos. ¿Qué puedes hacer por ellos?. Para diferenciarte de otras llamadas en frío, debes personalizar tu llamada con información específica que demuestre que estás suficientemente interesado para haber hecho los deberes.
3. Habla poco, pero di mucho. Que sea rápido, cómodo y definitivo. Tienes que transmitir cierto sentido de urgencia al tiempo que demuestras flexibilidad para acomodarte a tu interlocutor. En lugar de acabar la conversación con un: “Deberíamos quedar para vernos un día de estos”. A mi me gusta decir algo como: “Estaré en la ciudad la semana que viene. ¿Qué tal si comemos juntos el martes?”.
Se trata de un diálogo, no de un monólogo. Hasta mi presentación de quince segundos deja un margen para que el otro diga algo de tipo “sí” o “ya”. Debes darle tiempo a tu interlocutor para que te siga.
4. Haz concesiones. En una negociación informal, primero pides mucho, dejando margen para hacer concesiones y tener la capacidad de aflojar al final.
Trata de ganarte al agente de seguridad y a la secretaria.
Primero, gánate al agente de seguridad, la secretaria o la persona que controla el acceso a la persona con que te interesa hablar, conviértelo en aliado no en adversario. No te permitas nunca, bajo ningún concepto, enojarlo. Muchas secretarias ejecutivas son en realidad “socias minoritarias” de sus jefes.
Nunca comas solo.
Este capítulo da título al libro. ¿Has invitado a algún colega a comer últimamente? ¿Por qué no lo/la invitas hoy e incluyes a otras personas de diferentes departamentos de tu empresa o de iglesia? Muy pronto, tu red de amistades y contactos empezará a crecer. Una red de contactos es como un músculo, entre más lo utilizas, mas crecerá.
¿De qué tema puedo hablar?
En general, las actividades en las que destacas suelen ser las que más te gustan. Por eso lo mejor es concentrar tus conversaciones en ellas. A mí me encanta comer y hacer ejercicio físico y mis mejores reuniones siempre han gravitado alrededor de estos temas. Haz una lista de las cosas que más te apasionan. Utiliza tus pasiones para hacer nuevos contactos y mantener los viejos. Si te gusta el fútbol o el tenis, trata de llevar a algún cliente a un partido. No importa lo que hagas, pero tiene que ser algo que te encante hacer.
¿Quieres distinguirte de los demás? Asegúrate de que tu seguimiento sea mejor que el de las demás personas. La mayoría de la gente no hace seguimiento, o lo hace muy mal. Un buen seguimiento por sí solo, te pone delante del 95% de la gente. El seguimiento es el martillo y los clavos de la construcción de una red.
Reuniones de 2 minutos.
Aprovecha los dos minutos que tienes con alguien que deseas conocer. Tu meta es dejar el encuentro con una invitación para reencontrarse más tarde. En dos minutos debes mirar en los ojos y en el corazón de la otra persona, escucharla con atención, hacer preguntas que van más allá de los negocios y revelar algo sobre ti que introduzca algo de vulnerabilidad en la interacción (la vulnerabilidad es algo contagioso).
La conversación es una habilidad que se adquiere. Si tienes determinación e información suficientes, puedes aprenderla como cualquier otra habilidad.
Thomas Harrell, profesor de psicología aplicada de la escuela de negocios de la Universidad de Stanford se dispuso a identificar los rasgos de los ex-alumnos de más éxito. Al estudiar un grupo de estudiantes de la Mestría en Negocios por diez años después de su graduación, encontró que las notas obtenidas durante sus estudios no habían tenido ningún efecto en su nivel de éxito. El único rasgo común entre los ex-alumnos de más éxito era la fluidez verbal. Aquellos que habían levantado empresas y escalado puestos en empresas con una rapidez impresionante eran quienes fueron capaces de hablar con seguridad con cualquiera y en cualquier situación. Thomas Harrell confirmó que cuanto mejor usas el lenguaje, más rápido avanzas en la vida.
La meta es simple: empezar una conversación, mantenerla, crear un lazo con la otra persona, y marcharse dejando a la otra persona pensando: “Me cae bien este cuate”.
Actualmente, el poder viene de compartir la información, no de guardársela para sí mismo. Más que nunca, las líneas que marcan los límites entre lo personal y lo profesional son borrosas. Somos una sociedad abierta, y eso requiere un comportamiento abierto. Y además, no existen demasiados secretos que valgan la energía que requiere para mantenerlos secretos. Por lo tanto, ser claro y abierto con la gente inspira respeto,
La tendencia a inhibirse crea una barrera psicológica que nos separa de aquellos que desearíamos conocer mejor. La espiritualidad, el romance y la política, por ejemplo, son temas que hacen que la vida merezca vivirse. Tener encanto es simplemente cuestión de ser uno mismo. Tu poder es tu singularidad. Todos hemos nacido con rasgos innatos para la charla trivial.
Asimismo, es importante aprender el poder de la comunicación no verbal. Sonríe con el alma. Eso quiere decir: “puedes acercarte”. Mantén un buen equilibrio de contacto visual. Sé sincero, tanto si pasas cinco segundos como si pasas cinco horas con un contacto o un conocido nuevo, haz que el tiempo valga la pena. La manera más segura de que otros te consideren especial es hacer que ellos se sientan especiales. Lo contrario es cierto también: “Haz que alguien se sienta insignificante y tu significancia para ellos ciertamente será nada”.
Cuando conozcas a alguien debes estar preparado para hablar. Mantente informado de lo que ocurre en el mundo. Cultiva algún interés especial. Una sola afición (cocina, deporte, colecciones) por la que sientes verdadera pasión y así tendrás poderes expansivos sorprendentes. Recuerda por otro lado que no hay que monopolizar la conversación ni contar historias demasiado largas. Comparte tu pasión, pero no evangelices.
Ajusta tu ventana de Johari.
La ventana de Johari es un modelo, inventado por dos psicólogos estadounidenses, que da una idea de cuánto revela una persona de sí misma. Algunas personas son introvertidas y revelan poco; mantienen su ventana relativamente cerrada. Otras personas son extrovertidas, revelan mucho y mantienen su ventana abierta. Esas tendencias también fluctúan en distintos medios. En situaciones nuevas o extrañas, con gente con la que no estamos familiarizados, nuestra ventana es pequeña; revelamos poco de nosotros mismos y esperamos que los demás hagan otro tanto. Si, por el contrario, el clima es seguro e inspira confianza porque estamos con gente que se parece a nosotros, compartimos más de nosotros mismos. Nuestras ventanas se abren más.
Termina una conversación con gracia. ¿Cómo concluyes una conversación? Durante reuniones o fiestas sociales suelo ser bastante sincero. Menciono algo que hemos dicho a lo largo de nuestra conversación y luego digo: “Hay tanta gente estupenda aquí, que me sentiría mal si no intento conocer a unas cuantas personas más. ¿Me permites un momento?”. Hasta la próxima. Para poder establecer una conexión duradera, es importante terminar una conversación casual con una invitación a continuar conversando. Sé cortés y establece un acuerdo verbal para un nuevo encuentro, aunque no sea de negocios. Haz preguntas y demuestra (con sinceridad) que consideras que la opinión de la otra persona vale la pena. Concéntrate en sus triunfos. Ríete de sus chistes. Y siempre, siempre, recuerda el nombre de la otra persona. Pues, nada le suena más dulce a nadie que el sonido de su propio nombre. Durante la presentación, visualizo el nombre de la persona encima de su cara.
Ser comunicativo es una filosofía de vida, una manera de ver el mundo. El principio que rige esta filosofía es que cada persona que conoces, es una oportunidad para ayudar y ser ayudado. Recuerda que la única manera de conseguir que la gente haga algo es reconocer su importancia y hacerlos sentir importantes. El deseo más profundo de cualquier ser humano es tener significancia y ser reconocido.
Hay tres cosas en este mundo que crean lazos profundos entre las personas. Estas son: la salud, el dinero y los hijos. Cuando ayudas a alguien en un tema de salud, ayudas a mejorar su situación económica personal, o te interesas sinceramente por sus hijos, generas una lealtad de por vida.
Deja de volverte loco, y de volver loco a los demás, pensando en cómo vas a triunfar. Empieza a pensar en cómo vas a hacer que todos los que están a tu alrededor triunfen. ¿Cómo funciona esto? Considéralo un juego. Cuando alguien te menciona un problema, intenta buscarle solución. Las soluciones vienen de la experiencia, de tus conocimientos y de tus redes de amigos y contactos de trabajo.
El verdadero poder viene de ser indispensable. La indispensabilidad viene de ser una centralita, que transmite tanta información, contactos y buena voluntad a tantas personas como puede –y en tantos mundos como puede.
La mayoría de nosotros conocemos gente de nuestra misma profesión o nivel social y poco más. A través de otros conectores, y por tu cuenta, yo te urgiría a que te esforzaras en conocer a tanta gente de distintas profesiones y niveles sociales como puedas.
Hoy día se nos bombardea con tanta información que nuestras mentes no pueden recordar más que los datos más recientes. ¿Qué se necesita para superar el exceso de información? Para guardar nuestra presencia en la cabeza de alguien dependemos de un concepto valioso: la repetición. Si quieres convertir a un contacto en un amigo, debes tener por lo menos dos encuentros cara a cara fuera de la oficina. Mantener una relación secundaria requiere un par de contactos en persona al año. Una vez que has ganado reconocimiento, debes alimentar una relación en vías de desarrollo con una llamada o un correo por lo menos una vez al mes.
La pregunta del aeropuerto.
La pregunta que los consultores usan para escoger a una persona entre un grupo de candidatos igualmente calificados es una pregunta que se hacen a sí mismos: ¿Si me quedara atrapado en un aeropuerto durante varias horas, me gustaría estar con esta persona?. La respuesta dependerá de lo interesante que seas para conversar.
Dedica un poco de tiempo en tu agenda para mantenerte al día de lo que ocurre en el mundo. Presta atención a las cosas interesantes que oyes, e intenta recordarlas para poderlas repetir cuando conozcas a alguien. Suscríbete a un periódico serio y léelo. Recuerda que las personas no sólo emplean a personas que les caen bien, emplean a gente que ellos creen que pueden mejorar su empresa. Eso significa alguien con una visión del mundo. Estar al tanto de las noticias demuestra que estás interesado e implicado en el mundo.
Sé una persona de contenido.
Ten un punto de vista único. Ser interesante no es simplemente convertirse en un buen conversador. Necesitas un punto de vista bien razonado, leer los periódicos y estar listo para abordar los temas del día con cualquier persona que conozcas. Es conocer lo que tú tienes que otros no tienen. Es tu diferenciación. Aquello en lo que eres experto. Es el mensaje que hará que tu marca sea única y atraiga a otros que querrán formar parte de tu red.
A continuación diez puntos que te ayudarán en tu camino para convertirte en experto en algo.
1. Analiza las tendencias y las oportunidades en la vanguardia.
2. Identifica a las personas de tu sector que siempre parecen ir un paso por delante de los demás y usa todas las habilidades para relacionarte que has adquirido para conectar con ellas. Lee todo lo que puedas. En la web hay cientos de individuos que destilan información, la analizan y hacen pronósticos.
3. Conéctate a internet y lee, lee, y lee.
4. Compra libros y habla con las personas más inteligentes que puedas encontrar.
5. Haz preguntas aparentemente estúpidas.
6. Conócete a ti mismo y conoce tus talentos.
El truco no es trabajar obsesivamente en las habilidades y los talentos que no tienes, sino en concentrarte y cultivar tus puntos fuertes de manera que tus puntos débiles importen menos.
Tu programa de desarrollo personal deber a incluir leer libros y revistas, asistir a entre tres y cinco conferencias al año, tomar uno o dos cursos, y desarrollar relaciones con los líderes en tu campo
7. Guarda tu salud.
8. Ten experiencias fuera de lo común. Estimula tu creatividad. Aprende cosas inusuales. Viaja a lugares exóticos.
9. No te desanimes. Concéntrate en los resultados y mantén los ojos abiertos para saber lo que está ocurriendo en la vanguardia de tu sector.
10. Conoce la nueva tecnología.
Desarrolla tu marca personal.
Una marca de éxito es pues la promesa y la garantía de una experiencia inolvidable para cada una de las veces. Es el correo que siempre lees por el nombre de la persona que lo envía. Es el empleado al que siempre le asignan los proyectos interesantes.
No hay sitio para conformistas en el camino hacia el éxito. Los individuos con el deseo de hacer que su trabajo sea especial serán los que conseguirán establecer una marca de éxito.
La clave suele reducirse a unas cuantas cosas: revoluciona tu entorno, identifica tu valor, obsesiónate con tu imagen y convierte todas las cosas en una oportunidad para desarrollar tu imagen.
¿Cómo creas una identidad para una carrera brillante? ¿Cómo puedes darte a conocer en tu empresa? ¿En tu red? He aquí tres pasos para convertirte en un profesional de éxito indiscutible:
1. Desarrolla un mensaje de marca personal.
Una marca no es nada más que aquello en lo que todo el mundo piensa cuando ven u oyen tu nombre. Las mejores marcas, como todas las personas interesantes, tienen un mensaje claro. Tu mensaje de posicionamiento deber a incluir una lista de palabras que te gustaría a que la gente usara al hablar de ti. Pregúntales a tus amigos más cercanos qué palabras usarían para describirte (diciendo lo bueno y lo malo). Pregúntales cuáles son tus habilidades y atributos más característicos.
2. Empaqueta tu marca.
La mayoría de la gente basa los juicios e impresiones sobre nosotros en elementos visuales. Para todo el mundo, en cualquier campo (seamos realistas), la imagen cuenta, así que intenta tener un aspecto pulcro y profesional. La ropa, el peinado, los membretes de tus cartas, tus tarjetas, tu despacho, y tu estilo de conversación son elementos importantes. El diseño de tu marca es crítico. Cómprate ropa nueva. La conclusión es que tienes que dar una imagen que acentúe la impresión que quieres dar. Como dijo Maquiavelo, todo el mundo ve lo que pareces ser, pocos saben de verdad qué eres.
3. Comunica tu marca.
Hazte cargo de los proyectos que nadie quiere en el trabajo. Envía correos electrónicos llenos de ideas creativas a tu jefe. Recuerda, si escondes tus éxitos, permanecerán escondidos. Si no te promocionas a ti mismo, nadie más lo hará. Te guste o no, tu éxito está determinado tanto por lo bien que otros conocen tu trabajo como por la calidad de tu trabajo. Envía el artículo a tus conocidos. Además, piensa dedicar tiempos a proyectos freelance que te permitan conocer un grupo nuevo de personas. Dicta una clase u ofrece un taller en tu propia empresa. Apúntate a alguna charla en una conferencia. Al final, lo que digan sobre ti es lo que al final determinar el valor de tu marca.
Poder por asociación.
Aspirar a conseguir una poderosa red de amigos no es algo malo en sí. Pero cuanto más te acercas a la gente poderosa, más poderoso te tiendes a sentir. No dejes que la vanidad se filtre en tu manera de actuar, ni que cree en ti una sensación de merecer tu éxito. Yo aprendí que la arrogancia es una enfermedad que puede llevarte a olvidar quiénes son tus verdaderos amigos y por qué son tan importantes. Aun con las mejores intenciones, el exceso de arrogancia puede provocar la ira en otras personas y el deseo de ponerte en tu lugar. Así que recuerda; cuando subas la montañas, sé humilde. Ayuda a otros a subir contigo y delante de ti. Nunca dejes que la posibilidad de conocer a alguien más poderoso o más famoso te haga olvidar el hecho de que las relaciones más valiosas son las que ya has hecho a todos los niveles.
El doctor David McLelland, de la Universidad de Harvard, investigó las cualidades y características de las personas de gran éxito en nuestra sociedad. Sus resultados indicaron que la elección de un grupo de referencia, las personas con las que te relacionas, era un factor importante a la hora de determinar tu futuro éxito o fracaso. Si te relacionas con personas bien relacionadas estarás bien relacionado. Si te relacionas con gente de éxito es más probable que tengas éxito tú también.
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